Pitágoras fundamentaba muchos de sus pensamientos en la potencialidad que tiene la
educación de los más jóvenes, entendiendo que todo el tiempo ganado en este
período serían pasos que irían hacia la excelencia. Una muestra clara es el
título de este artículo, una cita celebre de este matemático y filósofo griego.
Si para la vida
y la sociedad la educación de los primeros años de vida es clave, en el mundo
del deporte es fundamental.
Para entender
el porqué de la importancia de la formación de los más jóvenes tenemos que
hablar de la teoría del aprendizaje motor, i más concretamente de las fases
sensibles, aquellos períodos de tiempo donde los seres humanos reaccionamos más
intensamente que en otros períodos, frente a determinaos estímulos externos,
provocando nuevas potencialidades y nuevos efectos. Etapas donde según que
aprendizaje será mucho más rápido que en otras etapas.
Frente a esta
evidencia, todos estamos de acuerdo con afirmar que la educación y formación
deportiva en categorías de base (De 5 a 17-18 años) es clave. Aunque esta
lógica es aplastante, nos encontramos constantemente con incongruencias que
traicionan este principio formativo:
-Entrenadores de categorías benjamín, alevín o
infantil acostumbran a ser los peores pagados del club o simplemente no cobran
nada.
-Se da menos horas de entrenamiento a los equipos
formativos.
-Entrenadores con más currículum siempre entrenan
a juveniles y seniors.
-Para entrenar a niños y niñas no siempre se
exigen titulaciones competentes en materia de deportes y educación (Licenciados
en C.A.F.E., maestros de EF, pedagogos, técnicos deportivos, Monitores de
Fútbol Sala o título de Nivel 1, 2 o 3).
Siempre se da
por hecho que en categorías base todo el mundo puede entrenar, sea quien sea.
La frase “Solo son niños” es típica y a la vez muy clarificadora. No todo el
mundo vale par entrenar a niños y niñas de 9 años por ejemplo. El entrenamiento
formativo no se trata de proponer tres ejercicios que nos vengan primero en la
cabeza y partidito e irse para casa.
Un entrenador
de la base debe tener competencias en saber diseñar y dirigir ejercicios
adecuados a las características físicas, técnicas y tácticas de sus jugadores,
tiene que saber corregir y dar feedbacks constantes durante la ejecución de las
tareas de entrenamiento, saber estimular las ganas y la capacidad de
aprendizaje para el deporte, en definitiva, el entrenador de categorías
inferiores se convierte en un educador lúdico, un pedagogo especializado en un deporte.
Leyendo estas
líneas, seguramente estaréis pensando que no todos tienen esta formación ni
estas capacidades que he descrito, y no os quito la razón. Doy por hecho que no
todos pueden poseer estas competencias el primer día, pero aquí recae la implicación,
la motivación y las ganas de cada entrenador de evolucionar y mejorar. El
aprendizaje no viene solo, hace falta implicarse, moverse, mirar, analizar,
ponerlo todo siempre en duda, querer ser mejor, y si realmente el entrenador
vive su labor, aunque empiece con muy pocos conocimientos, acabará mejorando y
aprendiendo, porque el motor principal de la formación es el trabajo mediante
la ilusión.
Cogiendo el
hilo de la última idea, cuando digo que no todo el mundo vale para entrenar la
base, no siempre hablo de personas con poca formación, porque hay gente poco
formada académicamente que son muy muy buenos formadores. Me refiero también a
entrenadores con el mejor currículum posible, entrenadores que por sus
aptitudes son los mejores en categorías seniors, de rendimiento y élite pero
que como formadores tienen muchas carencias metodológicas, didácticas y
emocionales.
Como
entrenadores de juveniles y seniors, muy a menudo nos quejamos que hay
jugadores que tienen muchas carencias técnico-tácticas, vemos que tienen
dificultades en muchas facetas del juego y entonces es cuando nos acordamos y
pensamos qué han estado haciendo durante toda su biografía deportiva. Hay
muchos aprendizajes a conseguir a partir de los 17 años, cierto, pero no nos
engañemos, hay infinidad de aprendizajes técnicos y tácticos, muchos
automatismos, que si no se han adquirido con 16 años, sabemos que difícilmente
se podrán lograr.
En definitiva,
el jugador adulto, el jugador formado y entrado en la fase de rendimiento, es
el resultado de la suma y acumulación de experiencias y aprendizajes hechos
durante 10-15 años. Debido a este
motivo, entre todos no nos podemos permitir el lujo de tirar por la borda todo
este tiempo valioso de formación y aprendizaje motor y perder la oportunidad de
transmitir conocimientos tan básicos para la formación y educación del joven
deportista.
Sé que no es
tarea fácil para los coordinadores y directivos de los clubs encontrar
entrenadores competentes para las categorías formativas. Aspectos como la
incompatibilidad de horarios de entreno y laborales, los pocos incentivos
económicos para los entrenadores formados, o las pocas horas de disponibilidad
de pabellón hacen dificultar mucho esta labor. Pero desde estas líneas os animo
a no dejar de buscar a entrenadores que creáis más convenientes y competentes
para cada edad y categoría y no poner al cargo la primera opción que se os
presente.
Para finalizar
el artículo de opinión, me gustaría dar algunas consideraciones que nos pueden
ir bien para dirigir a equipos de base:
1)La pelota tiene que ser el centre de interés del
entrenamiento.
El balón debe
tener una presencia del 90-100% del entrenamiento. TODO, absolutamente TODO se
puede trabajar con balón.
2)Es preferible utilizar juegos y tareas jugadas en
los calentamientos.
¿Realmente es
necesario hacer calentamientos analíticos, puramente físicos en edades de entre
5 y 14 años? A través del juego, los jugadores no solo calentarán físicamente,
además se divertirán, se motivarán y al mismo tiempo, sin darse cuenta, estarán
trabajando elementos técnicos, la toma de decisiones o conceptos tácticos como
por ejemplo el marcaje y desmarque.
3)Potenciar el trabajo técnico en primeras edades.
Debido a la
presencia de las fases sensibles, se tiene que potenciar primero las capacidades
coordinativas mediante el trabajo técnico. A medida que el jugador va
adquiriendo y automatizando estos gestos, se tiene que ir incorporando
conceptos tácticos. Esto no quiere decir que tenemos que renunciar a la
táctica, ni mucho menos, solo hago referencia a potenciar mucho más la técnica
que la táctica durante la iniciación deportiva.
4)Predominancia del trabajo global
Aunque en un
primer grado de aprendizaje técnico, el método analítico sea bueno, tenemos que
procurar no abusar de él y utilizar el método global e integrado. Para que los
jugadores adquieran aprendizajes significativos es necesario que entiendan los
elementos técnicos y tácticos dentro de un contexto global, dentro de distintas
situaciones de juego.
5)La diversión es el motor principal del aprendizaje
Procurar que
los entrenamientos sean divertidos y poco repetitivos. tenemos que comprender
que si los adultos nos cuesta mucho aprender conceptos que no nos motivan y nos
aburren, a los más peques estas sensaciones se multiplican. Si programamos
entrenamientos monótonos y poco lúdicos pueden provocar a la larga, el abandono
de la práctica deportiva.
“La madurez de los adultos es
proporcional al tiempo dedicado al juego en la niñez, y a las preguntas que en
ese entonces nos fueron buenamente respondidas.”
@Gerard_Artigas